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Cómo hackeé mi cerebro con TDAH para finalmente concentrarme en la lectura

Durante años, mi estantería ha sido un cementerio de buenas intenciones. Compraba libros con auténtico entusiasmo, solo para que acumularan polvo después de unos pocos intentos fallidos de lectura...

12 de octubre de 20258 min read

Durante años, mi estantería ha sido un cementerio de buenas intenciones. Compraba libros con auténtico entusiasmo, solo para que acumularan polvo después de unos pocos intentos fallidos de lectura. Mi cerebro, programado para la distracción, o bien divagaba después de unos pocos párrafos, o me encontraba releyendo la misma frase una y otra vez, con las palabras convirtiéndose en un revoltijo sin sentido. Era un ciclo frustrante de culpa y evasión.

Si esto te suena familiar, no estás solo. Para quienes tenemos TDAH, el simple acto de leer puede parecer una tarea monumental. Pero, ¿y si te dijera que el secreto no es luchar contra tu cerebro, sino trabajar con él?

Estoy aquí para decirte que puedes recuperar el placer de la lectura. No se trata de forzar la concentración, sino de crear un sistema que hable el idioma de tu cerebro. Aquí tienes cinco estrategias revolucionarias que me ayudaron a pasar de evitar los libros a amarlos.

1. Deja de luchar, empieza a «aparcar» tus pensamientos

Mi mayor desafío al leer era el flujo constante de pensamientos no relacionados que aparecían en mi cabeza. En lugar de intentar suprimirlos (lo que es como intentar mantener una pelota de playa bajo el agua), les di un lugar a donde ir. Mantengo un cuaderno a mi lado siempre que leo, mi «aparcamiento de pensamientos».

Cada vez que surge una idea aleatoria, una tarea de mi lista de pendientes o un pensamiento brillante pero irrelevante, lo anoto rápidamente y vuelvo de inmediato a mi libro. Este simple acto reconoce el pensamiento sin dejar que secuestre mi atención. Es una promesa a mi cerebro de que nos ocuparemos de ello más tarde.

2. Convierte la lectura en un juego multisensorial

La lectura pasiva es la receta para la distracción para un cerebro con TDAH. Anhelamos la participación. Así que convertí la lectura en una experiencia activa y multisensorial.

Empecé a leer en voz alta, lo que obliga a mi cerebro a procesar cada palabra. También uso un marcapáginas físico para guiar mis ojos, evitando que salten por la página. Pero lo que realmente cambió las reglas del juego fue combinar la vista y el oído.

Uso herramientas de texto a voz (TTS) para que me lean artículos e incluso libros electrónicos mientras sigo el texto. Esta estimulación dual mantiene mi cerebro enganchado en múltiples niveles. Algunas herramientas están incluso diseñadas específicamente para lectores neurodivergentes. Por ejemplo, la extensión de Chrome ADHD Reading tiene una función de «Lectura Biónica» que pone en negrita las primeras letras de cada palabra. Esto crea anclajes visuales que guían mis ojos y evitan que me pierda, aumentando significativamente mi velocidad de lectura y mi comprensión.

3. Ayuda a tu cerebro a «ver» las palabras

Los conceptos abstractos son escurridizos para la mente con TDAH. Recordamos imágenes e historias mucho mejor que hechos áridos. Por eso empecé a usar técnicas de visualización.

Cuando leo, intento conscientemente crear una película mental de lo que está sucediendo. Si estoy leyendo sobre un evento histórico, imagino las vistas y los sonidos. Si es una idea compleja, creo una metáfora o un dibujo simple en mis notas. Esto convierte la información abstracta en una historia concreta y memorable.

4. Abraza el poder del «botón de reinicio»

La idea de leer durante horas y horas es abrumadora. Así que no lo hago. Uso la Técnica Pomodoro: 25 minutos de lectura concentrada, seguidos de un descanso de 5 minutos. Durante mi descanso, me levanto, me estiro, camino un poco o hago algunos saltos de tijera (jumping jacks).

No es solo un descanso; es un «botón de reinicio» para mi cerebro. El movimiento físico ayuda a gestionar la inquietud y mejora la concentración cuando vuelvo a mi libro. Divide la tarea en trozos manejables y previene la fatiga cognitiva que conduce al agotamiento (burnout).

5. Encuentra el «andamiaje» digital adecuado

Aunque un libro físico puede distraer menos, no podemos escapar de la lectura digital. La clave es crear un entorno de concentración. Uso bloqueadores de sitios web para mantener a raya las redes sociales, pero la mejora más significativa ha venido de optimizar el formato de lectura en sí.

Las herramientas que te permiten personalizar la experiencia de lectura son invaluables. La extensión ADHD Reading, por ejemplo, me permite ajustar el tamaño de la fuente, el interlineado e incluso usar una función de resaltado de enfoque que sigue mi cursor. Esto reduce el desorden visual y ayuda a mi cerebro a mantenerse fijo en la frase actual. Es como crear un rincón de lectura tranquilo y silencioso directamente en mi pantalla.

En resumen

Durante años, pensé que mi incapacidad para concentrarme en la lectura era un fracaso personal. Ahora sé que era un fallo del sistema. Al dejar de luchar contra mi cerebro con TDAH y, en su lugar, construir un sistema de herramientas y hábitos que funcionan con su cableado único, finalmente he redescubierto el placer de perderme en un buen libro.

Tú también puedes. Deja de culparte y empieza a construir tu propio sistema. Tu próximo libro favorito te está esperando.